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Noche 501

Hay dĆ­as en los cuales me siento como un vaso plĆ”stico de yogurt de los que vemos tirados en la basura. De esos vacĆ­os, sin mĆ”s contenidos, con suerte, que una tapa de aluminio arrugada y manchada con yerba. O quizĆ”s restos de cĆ”scaras de huevo, viejos restos de arroz, servilletas de papel…
Hay días, por suerte son solo algunos, en los cuales muero de ganas de poner tu nombre en facebook y ver cual es la foto que pusiste. De ver cuanto has cambiando, cuanto has crecido. Pero, quizÔs tambien por suerte, no lo hago. Me freno por alguna razón que no sé y ni tampoco necesito saber.
Hay horas en las cuales chequeo los sms del telƩfono con una frecuencia mayor a la cotidiana. Buscando tus palabras, pero no cualquier palabra sino las que me gustarƭan escuchar. Esas que esperƩ durante tanto tiempo.
Hay noches que se hacen eternas. En las cuales el frió comienza en la planta de los pies y sube pasando por la espalda y terminando en mi ojos brillosos. Brillosos como cada vez que te recuerdo.
Hay canciones que no dejan de ponerme triste. ¿Canciones dije? No, las canciones no son las que me ponen triste. Son los recuerdos que traen esas melodĆ­as.
Hay dƭas, como hoy, en los cuales me toca pasar un buen rato y en lo mejor de ese momento me acuerdo de vos. Y por mƔs fuerza que haga es imposible no pensar en lo bueno que serƭa que estƩs a mi lado. Entonces ese es el instante de mirar por la ventana, de perderme en el paisaje de un mar inmenso, un perro que cruza la calle o un chico en patineta.
Hay veces en las cuales la memoria me juega una mala pasada y me hace sentir idéntico a ese vaso de plÔstico, vació y en la basura. Hay días que te extraño, mucho mas de lo que quisiera y de lo que debiera hacerlo.
No sé por qué escribo esto. Quizas sea que hoy es la noche 501 y siento que Sabina no cumplió con su palabra. SerÔ que siento que son mucho mas que 19 días y mucho mÔs que 500 lunas las que necesito para poder mover al menos un par de centímetros mÔs adelante mis pies.
OjalƔ estƩs bien, te extraƱo y te quiero mucho.

4 comentarios

Iris y Franck dijo...

Siempre la misma emoción, siempre la misma fuerza, siempre el mismo gusto en leer tus entradas, aunque sean las mas duras.

El olvido no es una cuestión de tiempo sino un proceso de cambio de la mirada que uno tiene para el otro... Complicado, no es cierto?

Suerte Rami!!

eltontoalivio dijo...

SĆ­, muy complicado amigo. Hay una cancion que pregunta "como se entierran amores que no paran de respirar?".
Ademas, pensandolo bien, Sabina dice que fueron 500 noches las que tardó en aprender a olvidar. Quizas es eso, quizas estoy empezando a aprender.
El Domigno viajo a Tres Arroyos, quizƔs es un buen comienzo aunque nunca estoy muy seguro de nada bueno que prometan que estƩ por venir...

Mara dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Angie dijo...

Uf, creo que llevo mucho mÔs de 500 noches y aún no pasa nada...
Esta vez me sentƭ mƔs identificada que nunca con lo que escribiste...
Sobre todo en estos dĆ­as en los que me toca pasar un buen rato... y ahĆ­ estĆ”... todavĆ­a...
Espero que podamos aprender Rami...
Y, sobre todo, que te haya ido muy lindo por Tres Arroyos! BESOS!!!