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Sin fecha de vencimiento

Creo que armĆ© el bolso demasiadas veces y estoy cansado. El Ćŗltimo gran impulso lo tuve hace dos aƱos pero la realidad, las promesas de la realidad, lo frenaron. Tiempo despuĆ©s me dĆ­ cuenta que ya habĆ­a sido un error no hacerlo pero lo cierto es que en ese momento las cosas se dieron como para tomar la decisiĆ³n que finalmente tomĆ©. Sin embargo siempre me quedĆ³ dando vueltas la idea de que sĆ­ armĆ© el bolso tantas veces, y por casas ostensiblemente menos importantes, esa vez, ese motivo, de ser necesario, sin dudas valĆ­a la pena. Pero no fue. Pasado y pisado, o mejor expuesto: pisoteado.
Conozco gente que pasa sus vacaciones en Brasil, que va un fin de semana a Londres o Florencia, que se escapa a Italia a visitar su familia, y hasta dos locos que ahora estĆ”n por Colombia y eso es solo el 25% de su viaje. Pero estos pasos de placer no son iguales a los otros, a los definitivos. Estos tienen mucho de disfrute y quizĆ”s lo Ćŗnico negativo es “la vacĆ­a pena del viajero que regreso”. Los otros parecen movimientos mĆ”s imprudentes. Me refiero para el resto, no para el que lo hace. Hay un montĆ³n de situaciones y de sentimientos que nos llevan a dar estos pasos que nos parecen definitivos. QuizĆ”s ahĆ­ esta el error, en tomarlos como definitivos. En creer que son nuestro Ćŗltimo gran paso. En este tiempo aprendĆ­ que nada es definitivo, ni siquiera las ciudades. TambiĆ©n aprendĆ­ que son pocas las cosas que se arreglan con estas mudanzas, es tonto pensar que nuestros problemas se quedan en el lugar de origen. De alguna forma que aĆŗn no sĆ© explicar ellos siempre encuentran la forma de colarse en el bolsillo mas chiquito de nuestros bolsos y en el momento menos esperado, cuando buscamos el cepillo de dientes o el jabĆ³n tocador… plaf! Salen. AhĆ­ estĆ”n. Respiran. Toman aire. Y como si fueran una planta de enredadera abrazan fuertemente nuestros pies y se sienten como en casa. En ese momento la batalla vuelve a empezar.
Sin embargo el cambio de paisaje ayuda. No sĆ© si llamarlo ilusiĆ³n, miedo, cansancio, hastiĆ³, o un poco de cada cosa, pero lo cierto es que siempre, a pesar de esos polizones indeseables, sentimos en la cara una brisa mas fresca que lo normal. Algo distinto. Y a partir de ese momento cada uno de nuestros pasos, incĆ³modos por la poca maniobrabilidad que nos da la enredadera, serĆ”n los encargados de hacer un nuevo camino o retomar al mismo de siempre.
De todas formas el viajar me sigue pareciendo una de las mejores cosas que podemos hacer los que aĆŗn sentimos que no encontramos el camino. Me refiero a esos viajes “sin fecha de vencimiento” y no a los turĆ­sticos. Los problemas siempre estarĆ”n, y no existe ejemplo en el mundo que nos demuestra que las cosas mejoran por el solo hecho de recorrer algunos km hacia cualquiera de nuestros cuatro puntos cardinales pero de todas formas este cambio de escenario nos da siempre, siempre siempre, la chance de sentir esa brisa fresca. Y ver…
Incluso muchos, antes pensaba que en forma masoquista pero ahora no estoy tan seguro de ello, nos encaminamos hacia diferentes lugares sabiendo que nos esperan miles de inconvenientes. Supongo que esa ilusiĆ³n de la que hablaba, o el miedo, o el cansancio o el hastĆ­o nos hace mover igual.
Hace menos de una semana me preguntaron sobre Buenos Aires. Me preguntaron como era mi ciudad, si se puede, si es tan difĆ­cil como dicen, si vale la pena. Y el primer impulso estuvo a punto de hacerme decir que no era un lugar recomendado pero luego fui yo nuevamente. Mi lado masoquista, pero que disfruta cada uno de los viajes en el Subte B y los paseos por Parque Centenario, hizo fuerzas para que de mi boca, y seguramente de mi corazĆ³n, salieran las palabras mas simples y mas sinceras que recuerdo haberle dicho a alguien en los Ćŗltimos aƱos de mi vida: “Vale cada una de las lĆ”grimas que te va a hacer derramar”. Y las vale...

2 comentarios

Unknown dijo...

Una vez mƔs, la piel de gallina al leerte.
Una vez mƔs, un placer leerte.

Y me siento rara, porque lo termino de leer y lo vuelvo a empezar, no se... me atrapa.
Lo leo mientras imagino donde estas, escribĆ­s de una manera que me llega.

Te felicito y quedo a la espera del prĆ³ximo.

Chin - Chin

AnĆ³nimo dijo...

tengo tantas ganas de irme al "carajo..." Pero esos problemas de los que hablas son los que tengo miedo que me sigan... Y si, hay que hacerse amigo de ellos y llevarlos, no en el bolsillo sino en un lugar donde todos los vean...
excelente el blog segui escribiendo... asi podremos seguir leyendo...
lucas