Adsense Menu

Mástil de Proa



Con una pena de muerte maldigo injustamente a los que antes compartieron contigo los delirios de la carne. Y se hace tarde, y hay quien nos dice que debiéramos mirar más el reloj. El amor entre tú y yo es a veces como el silencio, y al nombrarlo se rompe. Noche tras noche me hago adicto a tus ritmos, tus sonidos, tus sabores.
Cargados de buenas intenciones nos empapamos de urbanidad, vendimiando en las aceras alguna que otra hermosa verdad. Y yo vigilo tu sonrisa mientras tomas un té en un café del centro.
Mar adentro, mientras las sirenas cantan, hay quien se tapa los oídos, quien se ata al mástil de proa. Tú y yo dejamos que nos seduzcan con su canto. Nos estrellamos contra las rocas.
Planeando una huida por las calles de Madrid tú me preguntas, mirada dulce, si me moriría sin ti. Yo aterrado me escondo en un vaso cargado de alcohol y te respondo: "maldita sea, no lo compruebes por favor".
Y te dices fuerte e independiente, y a veces me pareces débil en mis manos como un ligero copo de nieve que se deshace, negándose a confesarse enamorada de mí.
Sé que no podría estar sin ti.


Con una Pena de Muerte
1993


No hay comentarios