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Creer por conveniencia

SĆ© que mi creencia religiosa estĆ”, al menos, cuestionada. Creo que tengo incorporado todas aquellas que las tradiciones familiares de pueblo nos pueden dejar: Bautismo, primera comuniĆ³n, imagen pegada en el espejo. Hasta usĆ© una sotana de monaguillo tan grande, tan larga, que cuando me di media vuelta en el altar la pisĆ© y me caĆ­ en medio de una misa en la iglesia principal de Punta Alta.
Ya terminaron de reƭrse? Ok, espero un poco mƔs. Listo? Vamos gente, que quiero seguir escribiendo. Quiero, y necesito, ese tonto alivio pero si ustedes no leen queda solo en palabras escritas una tarde de sƔbado. Listo? Genial, gracias, entonces sigo.
Sin embargo hoy es uno de esos dĆ­as en los cuales me gustarĆ­a creer. Estimo que creo pero que no soy “militante”. Absolutamente no lo soy. Al igual que otras personas me acuerdo en los momentos de fragilidad y quizĆ”s hoy es uno de esos. Que bueno serĆ­a, no? Digo el poner las cosas, el pasado, el presente, y el futuro en manos de alguien mas. Librarse de esas responsabilidades. Creer en excusas cobardes como la de “Si sucede conviene” y otras derivaciones. No me sale. No puedo aceptarlo. Cada piedra que choquĆ© fue porque no la vi antes, porque no estaba lo suficientemente atento para esquivarla o quizĆ”s la vi pero no tenĆ­a las suficientes fuerzas para levantar un centĆ­metro mas el pie y pasarla de largo.
Y acĆ” estoy. SĆ”bado 22 de Junio de 2013. AfĆ³nico porque la garganta ya no es la de antes y anoche fui a la cancha a festejar el descenso de Independiente. Hace 15 o 20 aƱos hubiera sido el momento mas maravilloso de mi vida. EstarĆ­a esperando el lunes para mirar a todos a los ojos en la escuela y decirles “y?”. La remera me quedarĆ­a ajustada por tener el pecho tan inflado. Mis pasos serĆ­an rĆ”pidos por tanta adrenalina corriendo por mis venas. Mi silencio seria cĆ³mplice de mi sonrisa disfrutando cada uno de esos momentos. Hasta el Ćŗltimo, hasta el mas pequeƱo y detallista.
Ayer un desconocido me decĆ­a “que lindo tener diez aƱos menos, tanto que me cargaron esos hdp…”. Y no flaco, no tenemos diez aƱos menos. El pasado es irrenunciable. Ya nada es lo que era.
Sin embargo estoy acƔ. En casa. Con los apuntes a un costado de la computadora esperando para ser leƭdos y estudiados. Mate con yerba de ayer. Termo con agua frƭa. Un plato con resto de Cremona. Botella de Coca Zero vacƭa. Improvisado, quizƔs cochino como me dicho hace unos dƭas, cenicero con resto de 10 cigarrillos (sƭ, me conocen, los contƩ). TelƩfono que no suena. Calculadora apagada. Bolsa vacƭa. Notebook. Mis canciones de fondo.
AcĆ” estoy, con la persiana a medio abrir separando la vida de la plaza de mi mundo. Mirando la cocina nueva que aun no instalĆ©. Tres sillas y una banqueta vacĆ­a. Y en el piso una vela de la Virgen de San NicolĆ”s que me da un sopapo y me dice “no era que no creĆ­as?”.
Ya no sĆ© si creo. QuizĆ”s estarĆ­a bueno. QuizĆ”s estos dĆ­as son los prĆ³ximos, quizĆ”s hoy no es sĆ”bado sino Domingo, o MiĆ©rcoles o Jueves. QuizĆ”s es una feedback de una pelĆ­cula yanqui de poco presupuesto. O quizĆ”s alguien, una vez mas, agarrĆ³, sin permiso, la cuchara de madera y comenzĆ³ a revolver en la cacerola que tenĆ­a el agua quieta y se puso a remover el fondo.
Los dejo. Lleno de cosas secundarƭas, me dedicarƩ a tratar de estudiar. Los apuntes casi me piden por favor. Y como si me hicieran una broma, siento que estƔn rezando. Poniendo en prƔctica su lado religioso para ver si hoy es finalmente el dƭa que les toca. Quiero creer que sƭ. Que serƔ hoy. AmƩn.

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