Adsense Menu

Pican, pican, los mosquitos...

Pican, pican, los mosquitos. No sĆ© cuantos aƱos tenĆ­a pero muchas veces cantĆ© esta “canciĆ³n”. SĆ©, alguna de las pocas certezas que tengo, que era chico. En realidad mientras escribo esto me doy cuenta que si mi Ćŗnica certeza es decir que algo pasĆ³ cuando era chico, ese “era chico” incluye un montĆ³n de aƱos y se parece mas a algo incierto.
Hace unos dĆ­as me pica mucho el cuerpo y juro que baƱƩ. En realidad son solo algunas partes de mi cuerpo y si bien no sĆ© cual es la explicaciĆ³n cientĆ­fica sĆ­ sĆ© los motivos. Me pica desde el ombligo hasta pecho. Por dentro pero en el sector que estĆ” entre las costillas y la piel. Me pica la punta de la nariz y cuando pienso un poco mĆ”s allĆ” o trato de sacarme esa picazĆ³n esta logra irse de ese sector pero se mueve a otros. Pasa por la frente, debajo de la lengua, la barbilla, sube por los pĆ³mulos y quiere explotar en los ojos.
Pensaba que esta picazĆ³n comprueba que estoy vivo pero no estoy tan seguro de decir que es algo bueno. No me refiero a estar vivo, claramente eso algo bueno o al menos deberĆ­a, sino a lo que pasa. Al motivo. A “que causa, razĆ³n, efecto o circunstancia” dirĆ­a el Profesor Jirafales.
Siempre que olvido algo vuelvo sobre mis pasos. Hago el mismo recorrido, regreso al lugar donde estaba antes y confĆ­o en que esa ubicaciĆ³n fĆ­sica me harĆ” recordar y, ahĆ­ sĆ­, poder ir tras ello. Recorro mis Ćŗltimos pasos y reciĆ©n llegue a la oficina luego de ir a comer a casa. Voy recordando que antes de irme querĆ­a hacer un llamado. Que en el camino dudĆ© en hacerlo. Que mientras subĆ­a las escaleras pensĆ© que lo mejor era ocupar el lugar que me habĆ­an dado. Dolina dijo alguna vez “si el lugar que me dieron es de muerto, pues debo morirme bien”. Voy recordando que al bajar las escaleras habĆ­an vuelto las ganas de llamar. Que cuando caminĆ© las primeras cuadras puse las manos en el bolsillo y sentĆ­ el telĆ©fono. Que lo toquĆ©, que lo saquĆ©, que no lo quise mirar pero mi tacto recorriĆ³ cada una de sus formas. Voy recordando que cuando cruzaba la calle y apuraba el paso para esquivar un auto me dieron nuevamente ganas de llamar. Que a 80 metros del local mientras esperaba el cambio del semĆ”foro tuve el mismo impulso de hacerlo. Y ahora sĆ­, me acordĆ©. Sigue funcionando mi ritual para recordar lo olvidado: Recuerdo que no lo hice. Que no llamĆ©. Que guarde el w300 en el bolsillo izquierdo del pantalĆ³n y seguĆ­ caminando.
Pican, pican, los mosquitos, con bastante disimulo. QuizĆ”s ya no es hora de disimular. QuizĆ”s esa picazĆ³n debe terminar inevitablemente en mis ojos. QuizĆ”s es la Ćŗnica manera o al menos la Ćŗnica que puedo encontrar sin vos. QuizĆ”s ese es el Ćŗnico camino. Aunque quizĆ”s deberĆ­a hacer las preguntas, en realidad es una sola, que me quedaron pendientes para no ponerle una nube gris a mi “me queda la tranquilidad que no dejĆ© de hacer nada por miedo al miedo”.

2 comentarios

Rodolfo Serrano dijo...

Hermoso poema. Decimos lo mismo en el recuerdo

Ro dijo...

paso la descarada...

que lindas cosas las ultimas, tristes la mayoria, como aquellas tristes tardes, o como los tres tristes tigres! jaja

beso!