Nada mal por $ 5
AsĆ empezĆ³ mi dĆa esta maƱana. El telĆ©fono sonĆ³ insistentemente, atendĆ mientras viajaba en el 571, y me encontrĆ© con una voz un poco fuera de si que me decĆa una y otra vez: “Acosta, me ganĆ© el Loto!! No lo puedo creer, ganĆ© el Loto!”.
Creo que desde anoche sabĆa que hoy me esperaba un Lunes especial. Un comienzo de semana con una previa que lo hacĆa ver como una jornada con pasos conocidos pero, incluso con la complicada noche de domingo, sabĆa que iba a tener algo particular.
El domingo se hizo largo. QuizĆ”s porque me despertĆ© a las 8 y media de la maƱana, y ni siquiera los dos horas extras de fiaca que le agreguĆ©, o la siesta de la tarde, ayudaron a hacerlo mas corto. TerminĆ³ como aquellas noches viejas que casi no recordaba. Aquellos ratos de frustraciĆ³n y viejos fantasmas, y no tan viejos, sobrevolando el dpto. D del piso 7 ½.
Lo Ćŗltimo que recuerdo de anoche son algunos mensajes en mi celu, la luz apagada, el brillo de la estrella fugaz fluorescente que tengo pegada en la luz del ambiente, la voz de dolina, los comentarios de Barton, y… y me dormĆ.
El Lunes, al cual vĆ nacer en sus primeros minutos, me reencontrĆ³ nuevamente cinco horas mas tarde mirando el techo. Con una sensaciĆ³n de vacĆo bien fĆsica, la interna ya venĆa desde la tarde anterior, y sin sueƱo. En la cama sin ganas de hacer fiaca. Me levantĆ© y comencĆ© con el ritual. Puse al Dr. Castro en Radio Mitre, fume un cigarrillo, revisĆ© facebook, me puse al dĆa con mi jueguito de construir un ciudad y de darle vida prospera a mi cafĆ©, me duchĆ©, me cambiĆ©, colguĆ© ropa en el tendal, y me fui.
La falta de sueƱos y la ausencia de fiaca me hicieron llegar 10 minutos antes a la parada de colectivo. DejĆ© pasar uno, y en el segundo me subĆ. ConseguĆ asiento rĆ”pidamente y pasĆ©, mirando con nostalgia, aquella esquina frente al ACA, aquel portero electico, revivĆ aquel volver sobre mis pasos y dar uno de los besos mas lindos y mĆ”s temeroso que recuerdo, mirĆ© el edificio en construcciĆ³n de la otra cuadra, vi doblar el colectivo, escuchĆ© vibrar el telĆ©fono, atendĆ, y…. “Acosta, me ganĆ© el Loto!!”.
Y aquello me cambiĆ³ el dĆa. Quiero aclarar que no fui yo quien lo ganĆ³, no elegĆ ningĆŗn nĆŗmero, no me corresponde una parte del premio, pero ese tono de voz de euforia comenzĆ³ a cambiarme un Lunes que pintaba difĆcil. Que tenĆa antecedentes domingueros complicados.
Ese llamado, esa voz, esa euforia, ese modo de contarlo, de vivirlo, de transmitirlo, y hasta de hacerme olvidar de aquella esquina del ACA, me cambiĆ³ definitivamente el Lunes. Y ahĆ, como un gol temprano en un partido clĆ”sico, cambiĆ³ la historia que se estaba por escribir.
QuizƔs estoy exagerando. QuizƔs este Lunes no hubiese sido tan malo. QuizƔs soy yo el que le encontrƩ la vuelta y lo pude modificar en sus primeras horas, sin darle tiempo a que haga de las suyas como tantas veces lo ha hecho. Como tantas veces lo he dejado hacer.
Lo concreto es que las horas del dĆa volaron y cuando mirĆ© el reloj eran las 17hs. Faltan una hora para volver a casa, habĆa sido una jornada laboral tranquila, habĆa podido amigarme con el estudio, habĆa mirado desafiantemente, con mi testarudo bien, a los apuntes que me estaban haciendo sufrir, y sentĆ una calma que habĆa comenzado un rato antes de las nueve con aquel llamado.
Es como que en ese momento de la maƱana se abriĆ³ un camino para un Lunes paralelo. El que pensĆ© que iba a ser se fue por un lado y yo, casi sin pensarlo, me fui para el otro. El otro fue bueno. Fue distinto e inesperado.
Poco importĆ³ el domingo, poco importĆ³ el sentimiento de frustraciĆ³n, poco importaron los tropiezos de la noche anterior, de los recuerdos, hasta poco importĆ³ aquella esquina y el recuerdo de aquel beso que sin ser el Ćŗltimo lo guardo en mi memoria como tal.
Y por supuesto poco, muy poco, para la persona que me llamĆ³ y para mĆ Lunes, importĆ³ que el premio de aquel “Acosta, me ganĆ© el Loto” sean $ 5 por tres nĆŗmeros acertados.
Lo mĆ”s importante de esto es que fueron los mejores $ 5 que jamĆ”s allĆ” ganado porque luego de 24hs puedo decir que atrĆ”s quedĆ³ la frustraciĆ³n del domingo, atrĆ”s quedĆ³ la silla compartida de aquella foto, y atrĆ”s quedĆ³ el Lunes denso y largo que me esperaba.
No estĆ” nada mal por $ 5.
Comentarios