Astronautas
La canción dice “Febrero sale por la puerta sin decir adiós. Marzo vendrá lluvioso, Abril soleado y celoso”.
Sé que los próximos días traerán alegrías. Claro, no serán gratis, no serán un regalo, traerán alegrías cosechadas en parte por mi, en parte por el destino.
Junio será el comienzo del mundial. Es imposible no hacer el repaso mental de que hacía, que buscaba, y que soñaba, en cada uno de los anteriores, pero no los voy a escribir de nuevo.
Si diré que es curioso decirles que recuerdo que hacia en cada uno de los mundiales desde 1986 pero mi sucia memoria, por aquello de “Nadaremos” ya no trae imágenes de cumpleaños, navidades, amores, ni desamores.
Si diré que es curioso decirles que recuerdo que hacia en cada uno de los mundiales desde 1986 pero mi sucia memoria, por aquello de “Nadaremos” ya no trae imágenes de cumpleaños, navidades, amores, ni desamores.
Espero que Julio también traiga el mundial. Espero que sigamos en competencia, espero un 15/7 feliz y llorando. Siempre fui flojito, para que negarlo, asique lo espero y lo imagino asi. Espero recorrer negocios en Buenos Aires durante el mes de agosto buscando mi gorra de lana con el escudo de AFA y las tres estrellas.
Espero un septiembre largo. Larguísimo. Con días de 48 o 60 horas que no pasaran mas mientras llega el 23/9.
También espero, después de ese día, tres semanas que me sirvan para afianzar ciertas cosas, para descubrir nuevas, para cerrar este año par, a los que siempre le tuve miedo, de mejor forma y romper la maldita racha que tengo con ellos. Que sea algo asi como una piedra fundamental del 2020 mientras sonrío en el 2019.
Espero matar en el mar, o en las tierras donde este, parte de esa tristeza que si bien es cada vez menor sigue apareciendo en noches largas como ésta. Noches como las de fines de marzo, como las que tienen briza de verano, como las que aparecen cuando cierro la puerta del ascensor y veo que se estaciona un taxi en la puerta del edificio.
También espero, después de ese día, tres semanas que me sirvan para afianzar ciertas cosas, para descubrir nuevas, para cerrar este año par, a los que siempre le tuve miedo, de mejor forma y romper la maldita racha que tengo con ellos. Que sea algo asi como una piedra fundamental del 2020 mientras sonrío en el 2019.
Espero matar en el mar, o en las tierras donde este, parte de esa tristeza que si bien es cada vez menor sigue apareciendo en noches largas como ésta. Noches como las de fines de marzo, como las que tienen briza de verano, como las que aparecen cuando cierro la puerta del ascensor y veo que se estaciona un taxi en la puerta del edificio.
Ya no es tiempo de previas. Es hora de vestirme de blanco, con este traje inflado, con casco y tubos de aire. Es hora de dar pasos de astronautas. Lentos, firmes, seguros.
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