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Mi amigo

Ayer me volvĆ­ a encontrar con mi amigo, del que les contĆ© unos post atrĆ”s, y me bastaron cinco minutos para saber que me costaba mucho ayudarlo. Que no sabĆ­a como. A sus problemas de “sĆ­stole sin diĆ”stole” se le agregaron otros laborales y eso me sorprendiĆ³ porque yo pensĆ© que estaba en un buen momento. Por lo visto me equivoquĆ©, y Ć©l tambiĆ©n. Me dejĆ³ desconcertado. Tanto que solo atinĆ© a darle esos consejos que siempre decimos pero que nunca hacemos. La famosa “paja en el ojo ajeno”.
Su vida sentimental o social se puso muy complicada. Al principio pensĆ© lo fuerte de su amor, lo sincero, lo profundo. Con el correr de las horas me di cuenta que el problema era otro. No lo complicaban sus sentimientos actuales sino las marcas que su Ćŗltimo, y creo no equivocarme al decir primero y Ćŗnico, amor le habĆ­an dejado. La marca mĆ”s cruel. La cicatriz mĆ”s grande, fea y con pocas ganas de desaparecer que esa relaciĆ³n le dejĆ³ era la desconfianza. Ya no creĆ­a. Se apagĆ³ esa parte de su vida. Ya no creĆ­a, ya no podĆ­a ni siquiera imaginarse hablando de amor sin que le provocara rechazo. Sin sentir que era una palabra o un sentimiento demasiado cursi para los tiempos que corren. Para sus tiempos.
El resto vino todo de la mano. Desaparecer, alejarse de la poca o mucha gente que muestra interĆ©s en rodearlo, dejar pasar relaciones y hasta incluso posibles amores se habĆ­a vuelto tan cotidiano como respirar. Su falta de ganas me asustĆ³. Es como estar sentado en el cordĆ³n de la vereda y ver con muchas ganas, con muchos deseos, el cordĆ³n de enfrente pero a pesar de desear tanto dar ese paso, pisar esas nuevas baldosas, no tenĆ­a ganas de moverse. Ya no era como la Ćŗltima vez que hablamos. El problema ya no era que en el medio habĆ­a una calle muy transitada y no podĆ­a cruzarla. Ahora el tema era que ni siquiera llegaba a la instancia de decir “no puedo”. Simplemente no lo intentaba. Estaba apagado. En off.
Y asĆ­ sigue, ojalĆ” puedo ayudarlo. OjalĆ” al menos maƱana, u hoy porque ya no mas de las 12, pueda tener ese alivio de solucionar su complicado, pero no imposible, problema laboral. Y que ese sea el primer paso para un largo verano que espero estĆ© por llegar en su vida. OjalĆ” que las pocas personas, o el poquito de personas, que aĆŗn permanecemos cerca de Ć©l no nos rindamos. OjalĆ”, aunque diga mil veces no, podamos seguir estando. QuizĆ”s ayudĆ”ndolo logramos ayudarnos un poco nosotros.

2 comentarios

Unknown dijo...

MƔs de cien palabras, mƔs de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas,
mƔs de cien pupilas donde vernos vivos,
mƔs de cien mentiras que valen la pena.

Salud!

Rachel dijo...

A los amigos hay que intentar ayudarlos siempre, porque ayudandolos a ellos, tb. nos ayudamos a nosotros mismo.
Animo!