Viaje al pasado
Caminar por Punta Alta es como caminar por tu vida. Son maƱanas de calor pero que te obligan a salir con un sweater porque a la tarde cambia el viento y se empieza a sentir frĆo.
Las dos tienen comienzos luminosos que te llenan de energĆa para vivir las prĆ³ximas 24 horas juntos, y tardes que convierten a los veranos en insoportables. Pero de pronto en esta ciudad se hace presente el viento Sur y esa luz se convierte en sombra. Y el calor en frĆo. Y el caminar a la par en solo mis dos huellas insoportables sobre la playa.
AsĆ es el dĆa a dĆa con vos. De cerca o a la distancia. Y al igual que Ć©sta ciudad del sudoeste de la Provincia de Buenos Aires me prometo no habitarte nunca mĆ”s. Me prometo esconderme de ese calor que se hace frĆo. De esa mueca que siempre siento que mal interpreto. De tu presencia que se convierte en cachetada para decirme: Ya no estoy, ya me voy, ya me fui…
Pienso que si fueras una ciudad te llamarĆas Punta Alta. Serias esa seƱora del sur, de maƱanas luminosas, tardes de calor, tardecitas frĆas y noches sin pronosticar.
Serias esas maƱanas que en el camino de ida a la playa dibujan cuatro huellas en el recorrido, que en la tarde se convierten solo en dos.
Sos esas madrugadas compartidas, noches que provocan abrazar a la almohada, dormir con el pecho lleno de cosquillas, desbordante de sensaciones que parecen sacadas de un capitulo de “el principito”. Pero tambiĆ©n me convidas de ratos frĆos. VacĆos. Comienzos de dĆas largos. En soledad. Buscando algo externo como el trabajo o el colectivo o la mĆŗsica de mi mp3 para distraer la cabeza y no sentir lo tangible de tu ausencia y lo intangible de tu inexistente adiĆ³s.
QuizĆ”s lo peor de ir a Punta Alta son las primeras horas al llegar. Uno lo hace esperando encontrarse con el Speedway, Sporting, el Parque de Diversiones o el circo en calle Villanueva, y en cambio me choco con la cancha de Rosario sin pista, la de Sporting sin gente, y un potreros mal hecho en Villanueva…
Lo cierto es que uno, en realidad, no va buscar ni las motos, ni el fĆŗtbol ni la diversiĆ³n; uno viaja a ver si Ć©sta vez sĆ me puedo encontrar con lo que alguna vez fui. Pero eso ya no estĆ”. Y me lleno de melancolĆas similares a las de n domingo.
QuizƔs te busco tratando de encontrar lo que fuimos y tampoco estƔ. QuizƔs por eso estos cambios de humor y de Ɣnimo. Este renacer a cada paso y morir en cada contrapaso.
Sin embargo, a pesar de esto, a Punta Alta sigo viajando. Cada vez menos pero lo sigo haciendo y en cada llegada veo la rotonda de entrada y se me ilumina la cara. Busco, con cara de turista, las siete diferencias entre la foto que tiene mi cabeza con lo que me muestran mis ojos en cada regreso; asĆ como busco las diferencias entre la imagen de mi corazĆ³n y el que me muestra un aparato de telefonĆa celular mientras te leo.
QuizĆ”s las busco con la esperanza de que un dĆa sean uno. QuizĆ”s las busco pensando que esta tarde de calor que me hace salir de casa, serĆ” tardecita de frio pero que a pesar de eso las huellas de vuelta en la playa seguirĆ”n siendo cuatro.
QuizĆ”s… (despertador!!).
Son las siete en Caballito, arranca el dĆa. Con los ojos entrecerrados escucho pasar el tren, me siento en la cama y veo todas las almohadas del lado izquierdo, y en el derecho la compu, los puchos y el improvisado cenicero.
DirĆa por fin te encontrĆ©, pero eso lo sentĆ hace mucho cuando usaba la compu y vos leĆas un libro. Esto serĆa algo como un reencuentro, en realidad la vĆspera de un reencuentro. Y no te voy a negar que a pesar de los 40 grados de tĆ©rmica tengo el sweater bajo el brazo. Porque en verdad, lo tengo. De a ratos mi lado mĆ”s oscuro me hace caminar sobre cristal, tener mucho cuidado. Pero siempre mi lado mĆ”s claro pisa mas fuerte. Rompe cristales y veredas, e intenta o al menos amaga a hacerlo a pesar de las tormentas pronosticadas por partes meteorolĆ³gicos y reuniones de amigos.
QuizĆ”s es como dicen ellos o la tele. QuizĆ”s es un gran error de mi parte. QuizĆ”s mi lado oscuro tambiĆ©n tiene razĆ³n con su soberbio “No flaco, no…”. Pero quizĆ”s funciona. Y si lo hace sabrĆ© que no es que me olvide del pasado, simplemente serĆ” que a diario hago el esfuerzo para sobreponerme.
De vez en cuando me gusta salir a caminar por Punta Alta, sin abrigo, y que el frĆo me sorprenda… al fin y al cabo es la Ć©poca del aƱo que mas me gusta. La Ć©poca en la que estoy con vos...
Las dos tienen comienzos luminosos que te llenan de energĆa para vivir las prĆ³ximas 24 horas juntos, y tardes que convierten a los veranos en insoportables. Pero de pronto en esta ciudad se hace presente el viento Sur y esa luz se convierte en sombra. Y el calor en frĆo. Y el caminar a la par en solo mis dos huellas insoportables sobre la playa.
AsĆ es el dĆa a dĆa con vos. De cerca o a la distancia. Y al igual que Ć©sta ciudad del sudoeste de la Provincia de Buenos Aires me prometo no habitarte nunca mĆ”s. Me prometo esconderme de ese calor que se hace frĆo. De esa mueca que siempre siento que mal interpreto. De tu presencia que se convierte en cachetada para decirme: Ya no estoy, ya me voy, ya me fui…
Pienso que si fueras una ciudad te llamarĆas Punta Alta. Serias esa seƱora del sur, de maƱanas luminosas, tardes de calor, tardecitas frĆas y noches sin pronosticar.
Serias esas maƱanas que en el camino de ida a la playa dibujan cuatro huellas en el recorrido, que en la tarde se convierten solo en dos.
Sos esas madrugadas compartidas, noches que provocan abrazar a la almohada, dormir con el pecho lleno de cosquillas, desbordante de sensaciones que parecen sacadas de un capitulo de “el principito”. Pero tambiĆ©n me convidas de ratos frĆos. VacĆos. Comienzos de dĆas largos. En soledad. Buscando algo externo como el trabajo o el colectivo o la mĆŗsica de mi mp3 para distraer la cabeza y no sentir lo tangible de tu ausencia y lo intangible de tu inexistente adiĆ³s.
QuizĆ”s lo peor de ir a Punta Alta son las primeras horas al llegar. Uno lo hace esperando encontrarse con el Speedway, Sporting, el Parque de Diversiones o el circo en calle Villanueva, y en cambio me choco con la cancha de Rosario sin pista, la de Sporting sin gente, y un potreros mal hecho en Villanueva…
Lo cierto es que uno, en realidad, no va buscar ni las motos, ni el fĆŗtbol ni la diversiĆ³n; uno viaja a ver si Ć©sta vez sĆ me puedo encontrar con lo que alguna vez fui. Pero eso ya no estĆ”. Y me lleno de melancolĆas similares a las de n domingo.
QuizƔs te busco tratando de encontrar lo que fuimos y tampoco estƔ. QuizƔs por eso estos cambios de humor y de Ɣnimo. Este renacer a cada paso y morir en cada contrapaso.
Sin embargo, a pesar de esto, a Punta Alta sigo viajando. Cada vez menos pero lo sigo haciendo y en cada llegada veo la rotonda de entrada y se me ilumina la cara. Busco, con cara de turista, las siete diferencias entre la foto que tiene mi cabeza con lo que me muestran mis ojos en cada regreso; asĆ como busco las diferencias entre la imagen de mi corazĆ³n y el que me muestra un aparato de telefonĆa celular mientras te leo.
QuizĆ”s las busco con la esperanza de que un dĆa sean uno. QuizĆ”s las busco pensando que esta tarde de calor que me hace salir de casa, serĆ” tardecita de frio pero que a pesar de eso las huellas de vuelta en la playa seguirĆ”n siendo cuatro.
QuizĆ”s… (despertador!!).
Son las siete en Caballito, arranca el dĆa. Con los ojos entrecerrados escucho pasar el tren, me siento en la cama y veo todas las almohadas del lado izquierdo, y en el derecho la compu, los puchos y el improvisado cenicero.
DirĆa por fin te encontrĆ©, pero eso lo sentĆ hace mucho cuando usaba la compu y vos leĆas un libro. Esto serĆa algo como un reencuentro, en realidad la vĆspera de un reencuentro. Y no te voy a negar que a pesar de los 40 grados de tĆ©rmica tengo el sweater bajo el brazo. Porque en verdad, lo tengo. De a ratos mi lado mĆ”s oscuro me hace caminar sobre cristal, tener mucho cuidado. Pero siempre mi lado mĆ”s claro pisa mas fuerte. Rompe cristales y veredas, e intenta o al menos amaga a hacerlo a pesar de las tormentas pronosticadas por partes meteorolĆ³gicos y reuniones de amigos.
QuizĆ”s es como dicen ellos o la tele. QuizĆ”s es un gran error de mi parte. QuizĆ”s mi lado oscuro tambiĆ©n tiene razĆ³n con su soberbio “No flaco, no…”. Pero quizĆ”s funciona. Y si lo hace sabrĆ© que no es que me olvide del pasado, simplemente serĆ” que a diario hago el esfuerzo para sobreponerme.
De vez en cuando me gusta salir a caminar por Punta Alta, sin abrigo, y que el frĆo me sorprenda… al fin y al cabo es la Ć©poca del aƱo que mas me gusta. La Ć©poca en la que estoy con vos...
Comentarios