La culpa no es del chancho, ni del q le da de comer....
TenĆa resueltas cosas que yo aĆŗn no. Cosas que en ese momento yo estaba viviendo por primera vez y quizĆ”s hoy tampoco terminĆ© se superarlas definitivamente aunque voy por el segundo intento.
HacĆa un tiempo, aƱos, se habĆa divorciado. Y si bien las cosas del corazĆ³n y de la convivencia son de dos, siempre alguien es mĆ”s culpable que el otro. Un poquito, pero siempre es asĆ. Como cuando en una pareja que funciona siempre alguien se enamora mas que el otro, siempre hay alguien mas dĆ©bil, en los fracasos las culpas son compartidas pero alguien es mĆ”s responsable de hacer un poquito mas que el otro al momento de terminar.
Claramente ella era la que hizo las cosas bien, o al menos la que menos culpa tenĆa. No voy a dar detalles de la historia pero era asĆ. CrĆ©anme. Era asĆ. Y de golpe recuerdo que su ex se casĆ³ nuevamente. ¿CĆ³mo puede ser? Me refiero a que el “castigo” por hacer las cosas mal era no tener nuevas oportunidades, era pagar con la soledad y el olvido el daƱo hecho. Pero sin embargo ahĆ estaba Ć©l, formando una nueva familia.
Recuerdo el comentario de ella. Su idea, no clara pero si presente, de que “entonces la equivocada era yo… miralo, la equivocada era yo”. No sĆ© hasta que punto ese planteo era real o era significativo pero estaba presente. Al menos en alguna noche de cama de dos plazas a medio llenar se le hizo presente en la cabeza y tiempo despuĆ©s se hizo presente con palabras mientras me lo contaba.
Nunca supe que decir. Siempre pensƩ, y pienso, que estaba muy equivocada si realmente pensaba eso pero nunca supe que decirle. Nunca tuve la brillantez de poder convencerla de lo contrario.
QuizĆ”s por eso se me hace difĆcil hoy encontrar alguna palabra de “consuelo” en estos dĆas. Mis dĆas. QuizĆ”s por eso cuando miro hacia atrĆ”s y repaso los lugares perdidos no encuentro una palabra de auto consuelo que me libere de un pensamiento similar al que ella tenĆa hace ya dos aƱos atrĆ”s. Cuando recuerdo momentos que ya no estĆ”n, y repaso lugares ocupados por otros, no sĆ© de donde encontrar las palabras que me eviten pensar “mirala, encontrĆ³ a alguien que ocupĆ³ todos esos lugares que yo no supe, encontrĆ³ un ejemplo para sus hijos, una cara para su familia, un motivo de orgullo para llevar de la mano, alguien que dice “si” al asado del sĆ”bado”.
A diferencia de ella yo siempre tuve en claro quiĆ©n era el “malo” de mĆ pelĆcula, soy testarudo y el protagonismo no me lo dejo robar tan fĆ”cilmente pero la sensaciĆ³n es parecida. La de ella, la de esta persona que conocĆ hace un largo tiempo era de cuestionamiento, “la equivocada soy yo?”, la mĆa es mas de confirmaciĆ³n… “viste? El malo era yo”.
Y quizĆ”s sĆ. QuizĆ”s el malo sea yo, o quizĆ”s ese yo, y no estĆ©, estaba equivocado. Y quizĆ”s ese ella, y no esta, estaba equivocada. Y simplemente el tiempo, los viajes, las despedidas, los sueƱo y las decepciones marcaron nuestro camino y dejaron la huella a seguir. Y hay que seguir, no profe?. Yo soy de los que siguen, afortunadamente…
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