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La Espera

Es interesante esperar llamados telefónicos porque ahí ocurre la llamada equivocada.
Llama una que usted no esperaba y usted la odio. Ahora me va a llamar la amada inmortal, suena el telĆ©fono y no es la amada inmortal es cualquiera. Y dice “hola soy cualquiera, que tal?”. Y usted la odia. La odia con ese odio que tiene el enamorado por el que no es la persona amada. El que esta realmente enamorado, verdaderamente enamorado, en realidad odia a todas las personas por no ser la persona enamorada.
Ese es un pecado que pagan especialmente los hombres que tratan de seducir a mujeres que no lo desean, y que a lo mejor desean a otros que no hacen grandes esfuerzos. Entonces te tratan mal porque “no sos”. No se puede torcer un deseo dormido. Por mucho que uno haga, por mas q obsequies, por mas que pidas, solicitas, muestres tus destrezas. Sos otro, no sos el que tengo en el corazón.
Y cuando preguntan si a usted le gustan las rubias, las morochas o las pelirrojas la respuesta es “no lo sĆ©”. No me gustan esas categorĆ­as. No me enamoro de categorĆ­as. Me enamoro de personas, quizĆ”s de muchas, quizĆ”s de una. Y el que es otro es otro. Por mas q tenga las mismas caracterizas, el mismo color de pelo o las mismas destrezas. Esperar y que venga otro es la peor frustración. Es peor incluso a que no venga nadie. Aunque a veces una cree que viene el que es y es otro.
Una vez esperaba a una dama en una esquina. Una esquina rara, no muy hospitalaria. Y empecé a esperar y no venia. Entonces en algún momento pensé que me había equivocado de esquina, que no era ahí sino unas cuantas cuadras para atrÔs. Y fui a la esquina que me pareció que era. Y empecé a correr de una esquina a la otra. Llegaba no estaba y me iba para la otra. Llegaba no estaba y me iba para la otra. No me acuerdo bien que esquina era, no me acuerdo ni siquiera de la mina. Pero quedo esa espera iluminada por la ausencia y como un estado de angustia ambulatoria ya que yo ni siquiera sabia donde ejercer mi indignación.
La espera angustiosa no tiene el carÔcter venturoso de la víspera. La víspera requiere la seguridad. Si usted esta seguro que alguien va a venir eso es víspera cuando usted empieza a sospechar que no va a venir eso es frustración. Y usted lo vive como si ya no hubiese venido, Lo q hace es anticipar la no llegado. Ya lo siente, ya no llego. Pero todo eso se resignifica con la llegada o no llegada. Se puede reformar el pasado y la llegada o no llegada reforma el pasado.
Así como comisión de una bajeza también reforma el pasado. Usted desea ampliamente que una mujer que lo dejó cometa una bajeza porque eso le ilumina el pasado. A partir de ahí usted no solo no la desea ahora, sino que no puedo imaginarse en el pasado deseÔndola. Porque el presente modificó el pasado. Con algunas esperas suele ocurrir eso.

Texto de Alejandro Dolina

1 comentario

Anónimo dijo...

Vos sabes que alguien que me espero, le paso eso ultimo del texto... Que tristeza!